Wednesday, September 27, 2006

El efecto Borrero

Hoy es noticia un hecho que curiosamente refleja una situación en la que he estado antes varias veces, por eso es el tema de este post. Y, considerando lo que conté antes sobre mi pata Baquerizo, bien puedo derivar un nuevo "efecto" a partir de este caso.
Como ustedes saben, la periodista Karina Borrero ha sido despedida de TV Perú (¿qué, ya nadie se acuerda que durante el primer gobierno aprista el canal estatal tuvo el mismo nombre?), por haber declarado ayer que no estaba dispuesta a trabajar para un canal "sobón" y no entendía el porqué cortaban algunas transmisiones para dar paso a eventos presidenciales, etc., etc.
Mi intención no es tratar el fondo del tema, esto es, decir si el benemétito canal 7 es así o asá, si está mejor o peor que antes, en fin. Mejor los invito a que prendan su tele, lo sintonizen en ese canal, miren un rato y saquen sus propias conclusiones.
Lo que quiero rescatar es el hecho en si: ¿Es válido cuestionar con crudeza algo o alguien a lo cual, en principio debe ser uno leal? (ya sea por razones laborales, sentimentales, amicales, gremiales...).
La pregunta la hago porque acabo de chequear el foro de opinión que el Diario "El Comercio" ha abierto sobre el tema y he encontrado dos posiciones contrarias respecto al caso de K. Borrero:

a) es una injusticia porque no le han permitido expresar su opinión.
b) está bien porque ha actuado con deslealtad y ha "mordido la mano que le daba de comer" (como dicen por ahí).

Les soy franco, solamente esperaba encontrar respuestas en uno de los dos sentidos (adivinen cuál). Pero nuestra querida opinión pública virtual me ha vuelto a sorprender.
¿Ustedes que piensan? Ojo que este caso puede replicarse en muchos escenarios (algunos de los cuales ya viví, como he dicho antes): el alumno o profesor universitario que quiere cuestionar el lado negativo de su universidad, el hijo que advierte una posición intransigente de sus padres, el enamorado que está insatisfecho con el carácter de su pareja, y un larguísimo etcétera. En todos y cada uno de estos casos se presenta el mismo dilema: ¿digo lo que pienso o me lo reservo en aras de mi lealtad?
Quienes me conocen saben que lo que más bronca me da es la traición. Es decir, lo opuesto a ser leal. Pero ser leal no quiere decir ser ciego frente a los errores o problemas que puede tener el objeto de tu lealtad. Total, somos seres humanos, y podemos actuar mal, muy mal.
Entonces, luego de la traición, lo que me revienta más es la intolerancia. Toda persona o institución humana debe tener el suficiente criterio para aceptar todo tipo de críticas, no sólo aquellas que les lanzen otros, sino particularmente las que vengan desde dentro.
Evidentemente hay una condición: la crítica no puede ser "en caliente", como una reacción a algo que no nos gustó. Si le pedimos el suficiente criterio a otros para aceptar las críticas o cuestionamientos, debemos tener el mismo criterio para saberlas hacer. Reciprocidad, que le dicen. Esto aplica para todo ámbito, dsde la casa hasta tu chamba.
Desde aquí, las gracias a Karina Borrero por su insospechada colaboración con este blog. Y, claro, ya la veremos muy pronto otra vez por la tele, ¿no?

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home